La comunidad autónoma andaluza ofrece multitud de recursos para el sector turístico. Más allá del clásico sol y playa, Andalucía ofrece cultura, parques naturales, biodiversidad, gastronomía y también una gran riqueza en cuanto al turismo interior. Un sector que, cada año, crece a pasos agigantados y que aglutina tradiciones, cultura, historia, paisajes, clima, una amplia red de establecimientos rurales son algunos de los destacados atractivos de esta oferta.
Viejas minas, poblados mineros, antiguas vías de ferrocarril convertidas en vías verdes, antiguas haciendas o cortijos que se convierten en establecimientos hoteleros, como los molinos harineros o viejas almazaras, ponen en contacto al turista con el pasado pero adaptando las instalaciones a las necesidades de hoy en día.
Varias son las rutas o comarcas donde encontrar este tipo de turismo desde el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, al de Sierra Nevada, con una oferta de enorme calidad en los pueblos de la Alpujarra granadina y almeriense. La sierra de Huelva, por Aracena, Cortegana, Hinojales, Fuente Heridos, Aroche y Alájar, es única, como Sierra Morena en Córdoba y la Sierra Norte de Sevilla.
Y si en las tierras áridas de Almería, por la comarca de Los Vélez, Sierra María y Gádor, con la de Alhamilla, hay lugares de turismo interior que asombran a los visitantes, no lo son menos las sierras más húmedas de Andalucía, por tierras de Los Alcornocales, Grazalema, Castellar de la Frontera y la Almoraima, en Cádiz.
También los pueblos blancos de la sierra gaditana desde los que se sube hasta la serranía de Ronda (Málaga) y los del valle del alto Genal cuentan con una oferta de alojamiento muy atractiva, donde se puede disfrutar de la ancestral cultura de estas tierras y de una gastronomía muy rica y peculiar.
Hay serranías en Málaga y Granada con gran peso en la historia, como sucede con la Axarquía malagueña o el Valle de Lecrín granadino. Su pasado morisco, con las huellas del mudéjar en sus torres eclesiales, está en cada rincón de los encalados pueblos axárquicos, donde recios guisos ayudan a reponer fuerzas.
Si se ha querido subir al pico de la Maroma o asomarse al Boquete de Zafarraya, abierto a las tierras onduladas de Alhama de Granada, se descubrirán sus caminos hoyados por romanos, árabes, contrabandistas y bandoleros que tenían posada y fonda en la Venta de Alfarnate y en el mesón del Vizco de El Borge, por citar algunos de los muchos ejemplos que existen a lo largo y ancho de las ocho provincias.
SIERRA DE CAZORLA
El Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas se ubica en esta comarca. Declarado Reserva de la Biosfera por su belleza paisajística y riqueza biológica, que, unidas al patrimonio cultural de la zona, ha- cen de este entorno uno de los más visitados de España.
Es, junto con el de Sierra Nevada, el más extenso de todos los espacios protegidos de España. En sus sierras nace el Guadalquivir, siendo la cuenca alta de este río la columna vertebral del parque.
Entre sus frondosos bosques, que componen uno de los conjuntos forestales más ricos del país, predominan los pinares. Su vegetación posee una considerable riqueza florística con especies endémicas, como la conocida violeta de Cazorla. La fauna también es notable e incluye la cabra montés, el muflón, ciervo, jabalí, y otros.
SIERRA DE GRAZALEMA
La Sierra de Cádiz, con un abundante patrimonio arqueológico, se extiende al norte de la provincia en un recorrido abrupto, sabroso, verde y emocionante: la Ruta de los Pueblos Blancos.
Arcos de la Frontera, declarado Monumento histórico-artístico es uno de los pueblos blancos más célebres. Le siguen Ubrique, El Bosque y Prado del Rey, conocidos no sólo por la belleza de sus paisajes, sino por su artesanía.
Algar, Algodonales, El Gastor, Puerto Serrano y Villaluenga del Rosario forman parte de la Ruta. También Benaocaz, Bornos, Espera, Villamartín y Olvera, cada uno con sus fiestas, sus castillos y sus peculiaridades.
La ruta se adentra en el Parque Natural de Grazalema, declarado Reserva de la Biosfera, donde no podemos dejar de visitar la localidad del mismo nombre, así como Zahara de la Sierra, con uno de los paisajes más espectaculares del en- torno. Por último, Alcalá del Valle y Setenil de las Bodegas, con la insólita disposición de sus casas; ex- cavadas en la montaña, siguiendo el cauce del río.
RONDA
La Serranía de Ronda es mucho más que un conjunto de sierras cubiertas de una exuberante vegetación mediterránea: profundos y apacibles valles, estrechas gargantas y escarpados tajos, cuevas milenarias como La Pileta y el Gato, donde el hombre prehistórico dejó la huella de su presencia.
El viajero percibe en Ronda un halo romántico de leyendas de bandoleros y toreros, que lo envuelve todo. Su monumental plaza de toros es una de las más antiguas, mientras que el profundo Tajo, que forma el cauce del río Guadalevín, divide en dos a la ciudad y se ha convertido en una de sus señas de identidad.
La ciudad invita a un recorrido que permita apreciar con detalle los rasgos de la antigua medina árabe, en la orilla sur del río Gua- dalevín y que aún conserva parte de sus murallas, cruzar el Puente nuevo y pasear por la Alameda del Tajo, deteniéndose en los rincones y obras monumentales que abre sus puertas al visitante.
En plena comarca natural de la Serranía de Ronda se encuentra el Parque Natural de la Sierra de las Nieves, territorio montañoso que está recortado por profundos barrancos y tajos espectaculares, como el de la Caina.
El más importante bosque de pinsapos, una especie exclusiva del sur peninsular y del norte de Marruecos, ocupa algo más de 3.000 hectáreas en la Sierra de las Nieves. También aquí se encuentra una de las poblaciones más numerosas de Andalucía de la cabra montés que, junto al corzo, son las dos únicas especies salvajes autóctonas de grandes mamíferos ungulados que existen en el parque.
ÚBEDA Y BAEZA
Úbeda y Baeza, ciudades emblemáticas Patrimonio de la Humanidad, atesoran un impresionante conjunto monumental y artístico. Baeza es un espléndido conjunto monumental de calles silenciosas y piedras doradas, donde el arte y la historia han dejado las más bellas muestras; Úbeda, donde especialmente se admira la profusión de un Renacimiento comparable al italiano, que llena la ciudad de bellísimos edificios en perfecta armonía con otros estilos arquitectónicos.
Úbeda es una ciudad artística y monumental, una de las localidades más señoriales y gloriosas de Andalucía. Castellana y renacentista, encierra una gran cantidad de monumentos, iglesias, palacios y casas señoriales.
Destacan entre ellas La Capilla del Salvador, la Iglesia de S. Pablo, la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, la Iglesia de la Trinidad, el Oratorio de San Juan de la Cruz, el Monasterio de santa Clara, el Palacio Vela de los Cobo, el Palacio de las Cadenas o la Casa de las Torres, entre otros enclaves.
Por su parte, Baeza, de origen antiguo e ilustre, es una ciudad sosegada y tranquila, casi de aspecto castellano, de incomparable belleza y que encierra una concentración arquitectónica en sus calles de difícil repetición.
Ciudad donde el Renacimiento se muestra en todo su esplendor, fue inspiración de Antonio Machado y presenta visiones inolvidables a cada paso, con palacios e iglesias que alternan con las casas blancas, portadas, pórticos, torres, plazas y fuentes. Un conjunto para visitar y recrearse, del que se pueden destacar la Plaza del Pópulo, el Ayuntamiento, la Plaza de Santa María, la Catedral, el Palacio de Jabalquinto, la Puerta de Úbeda, la Universidad Antigua o el Palacio de los Majorada.
Estas milenarias ciudades también comparten otros atractivos: La Semana Santa, intimista en Baeza y de intenso colorido en Úbeda. En otoño Úbeda celebra la feria de San Miguel y Baeza la romería de la Yedra.
LA ALPUJARRA
La Alpujarra granadina nos asoma a impresionantes paisajes, entre almendros, viñedos y bancales. Debido a su geografía, especialmente montañosa, los pueblos se han adaptado a los desniveles, motivo por el que sus casas están escalonadas y orientadas al sur, para aprovechar el buen clima mediterráneo.
Las calles, empedradas y de trazado sinuoso, invitan al paseo, a respirar sosiego y tranquilidad. Realmente parece que el tiempo se ha detenido en la Alpujarra Entre los municipios de esta comarca se encuentra Lanjarón, conocida como la Puerta de la Alpujarra, lugar ideal para relajarse en sus aguas mineromedicinales. También Órgiva, de marcado sabor morisco.
El Balcón de la Alpujarra, formado por los pueblos blancos de Cañar, Soportújar y Carataunas, así como el Barranco de Poqueira, con las localidades de Pampaneira, Bubión y Capileira son visita obligada en esta comarca.
La gastronomía en la Alpujarra destaca por sus carnes y embutidos, especialmente el jamón de Trévelez, municipio más alto de España, pero tambien por su repostería de tradición morisca.